Introducción.
Intentaremos aproximarnos al concepto de educación
teniendo en cuenta las asignaciones históricas y la evolución del mismo vocablo
desde su inicio hasta la actualidad. El objetivo de esta aproximación es
comprender la educación Hoy, ver a
qué responde, cuál es su finalidad y de qué modo se lleva a cabo. Eso nos
obligará a considerar todos los elementos
que envuelven a la Educación: cultura, moral, ética, sociedad, familia, de
entre otros.
¿Qué
se entiende por Educar?
Claro
está que una cosa es lo que se entiende
por y otra lo que la cosa es. Lo que se entiende por corresponde a un
consenso de utilidad, lo cual no significa que ese uso del vocablo haga tributo
a su asignación originaria. Las palabras pierden su afección primitiva con el
uso ya que evolucionan y se adaptan a las necesidades que el momento social
exige. Así, lo que se entiende por, a
veces, no se identifica con el significado original del término, entrando en
conflicto con lo que la cosa es; que
se refiere a la originalidad del término. Por todo, hemos de considerar que las
palabras -en su asignación- evolucionan haciendo que su significado sea, en
ocasiones, antagónico con el inicial. Y el conflicto consiste en la defensa del
término según lo que se entiende por o
lo que la cosa es. Para evitar esta
interesante controversia, al definir Educación, intentaremos navegar entre
ambos criterios.
El
sustantivo Educación procede del término latino educatio y significa una
cría, un criar a, una crianza. Mientras que el verbo Educar se entiende
como el proceso de facilitar el aprendizaje. Así, sustantivo y verbo se
complementan en una definición de ser (Educación) y en una práctica de hacer
(Educar). Ser y hacer aparecen como los elementos representativos donde la
Educación se desarrolla expresándose como una necesidad individual y
adquiriendo sentido en una colectividad.
El
individuo se forja; es decir: es, en colectividad desde una realidad
individual: parte de un ser (realidad
individual) a un hacer (realidad
social o colectiva). Ese forjarse es la descripción filosófica del proyecto
pedagógico del hombre; ya que éste, desde que nace hasta su muerte, precisa de
una Educación para desarrollar sus funciones más inmediatas, tanto sociales
como individuales. Por ello, el paso del ser
al hacer, es -en realidad- la
esencia de la Educación, que por ser así es:
- Continua, porque siempre nos estamos educando, de una manera u otra.
- Reglada, porque la Educación se provee de unas metodologías para ser más eficaz.
- Informal, porque existen formas de educar que no corresponden a unas directrices establecidas por organismos concretos sino por el llamado sentido común.
- Formal, porque se regula a través de instituciones educativas.
Podemos, con lo dicho, atrevernos a esbozar un concepto
de Educación provisional que iremos ampliando en el recorrido de este análisis.
Educar corresponde a la necesidad del individuo, como ser, a
realizarse en sociedad: hacerse.
Comprendemos que la definición provisional es genérica y
abstracta, pero que parte de dos elementos fundamentales para entender el
desarrollo del concepto: ser y hacer; ya que el hombre es haciéndose y
se hace siendo.
Educar
y Aprender.
Educar y aprender
son conceptos distintos que se complementan de tal modo que el uno no podría
darse sin el otro, ya que se educa para que alguien aprenda y se aprende porque
alguien ha sido educado. Así, son diferentes en su metodología (forma de llevar
a cabo) pero iguales en su objetivo (hacer que el individuo sepa).
Para establecer las diferencias entre educar
y aprender, construiremos un sencillo silogismo integrado por premisas y conclusión:
P-1. Educar tiene
un carácter más extrínseco al individuo mientras que aprender es más
intrínseco: el educar es dar y el aprender recibir.
P-2. La Educación se realiza de forma voluntaria, en caso
contrario es aprendizaje.
C. Educar es dar y aprender es recibir.
Analizando
detenidamente el silogismo podemos ver más de lo que se pretende mostrar. La
conclusión afirma que Educar es dar (información, contenidos, ejemplos,
paradigmas, modelos, etc.) y Aprender es recibir esa información. Son, en
realidad los elementos integrantes del sistema de comunicación: Emisor como
Educador y Receptor como Aprendiz. Eso significa que hemos de incluir un
elemento más en el concepto de Educación: la Relación; ampliando, de este modo,
el concepto de Educación que ahora quedaría así: La Educación es un tipo de
Relación que se establece entre dos o más individuos como necesidad de
realización en sociedad.
La
Relación nos ha permitido abrir un panorama más amplio al concepto de Educación.
Ahora, y basándonos en el silogismo anterior, podemos indagar en la especificad
de la Relación, la cual exige -por nominación propia- una exigencia de relación o condición de relación. Nada se
relaciona con nada sino es por un carácter o caracteres comunes: desde la
matemática podemos ver que la relación numérica o algebraica corresponde a una
serie de condiciones que se dan como comunes entre ellas. En general, lo mismo
sucede con los seres vivos y en particular con el ser humano. El hombre busca
el saber, el comprender lo circundante: entender; en definitiva, el sentido de
su estancia en el mundo. Así, desarrolla la curiosidad e indaga e investiga obteniendo
éxitos según sus medios, capacidad o técnica. He ahí la primera condición de la
Relación: la voluntad de aprender envuelta en esa búsqueda de encontrar un
sentido; porque, en esta relación, de Educador y Aprendiz, es fundamental que
este último quiera aprender; es decir, tenga la voluntad de conocer. Y la
voluntad, en realidad, es el interés por
o la curiosidad de que ha
caracterizado al hombre desde la prehistoria. Con todo lo expuesto, podemos
seguir ampliando nuestro concepto de Educación con estos dos nuevos elementos:
voluntad e interés.
La
Educación quedaría definida, hasta el momento, como un tipo de Relación que se
establece voluntariamente entre dos o más individuos movida por el interés en
comprender (“el sentido de”) las necesarias relaciones que se dan en sociedad
donde dicho individuo se realiza como tal.
Se
podrían objetar muchas cuestiones a esta última definición, pero recordemos que
todavía estamos construyendo el armazón de este complejo término y eso nos hace
ser cautos y lentos en nuestras afirmaciones. Sin embargo, conviene destacar
una objeción que nos servirá para ampliar el concepto de Educación: el
adiestramiento y la domesticación como educación. ¿Forman parte realmente estos
dos términos del concepto de Educación? Analicémoslo:
- El término adiestramiento procede del latín y se compone de tres partículas lingüísticas: el prefijo ad (que podemos traducir como “hacia”), el vocablo dexter (que es sinónimo de “derecho”) y, finalmente, el sufijo miento (que equivale a “resultado de una acción”). Con lo que se acaba definiendo, de modo genérico, como hacer diestro, enseñar e instruir a alguien con el fin de guiar y encaminar hacia un objetivo concreto. Más concretamente, en el ámbito humano, adiestrar se entiende como un proceso continuo, sistemático y organizado que permite desarrollar en una persona las habilidades, los conocimientos y las destrezas necesarias para desempeñar un trabajo en forma eficiente. Como podemos colegir, el adiestramiento no implica necesariamente una relación de educación porque no corresponde a la definición, hasta el momento, esbozada; ya que el adiestramiento no precisa de la voluntad del Aprendiz para realizarse: puede darse de forma obligada y deshacer la relación voluntaria entre Educador y Aprendiz transformándose en algo violento.
- La domesticación es el proceso por el cual una población de una determinada especie animal o vegetal pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos de comportamiento, los cuales son heredados y, además, son el resultado de una interacción prolongada y de una selección artificial por parte del ser humano. Eso implica que su finalidad sea la de obtener determinados beneficios de dichas modificaciones. Así, se habla de domesticar a un animal; pero, ¿podemos decir lo mismo de una persona? Sí, siempre que esta persona sea sometida y, entonces, la domesticación se alejaría del concepto de educación por no corresponder a la voluntad del Aprendiz.
Concluimos, hasta el momento, en que el adiestramiento y
la domesticación no forman parte del proceso educativo como tal, por ser
considerados carentes de voluntariedad. Si es cierto que voluntariamente
alguien pueda someterse a un adiestramiento, tan cierto es que puede ser
adiestrado sin quererlo mientras que la Educación incluye necesariamente una
voluntad: una intencionalidad de.
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